Liturgia viene de la palabra griega "leitourgia", que a su vez está compuesta de "leitos", popular, del pueblo, y "ergon", obra; por lo tanto viene a significar "oficio o servicio público del pueblo". En este sentido lo utilizaban los griegos para designar cualquier servicio que se realizaba no en beneficio personal, sino en beneficio de la comunidad. En la antiguedad se consideraba de particular interés comunitario el del culto a los dioses. Por eso se fue reservando el nombre de liturgia a las funciones de los sacerdotes y del culto.
Con el paso del tiempo se han ido empleando otros términos para referirse a las celebraciones cristianas: "oficio", sagrados ritos", "celebraciones", "acción", "culto sagrado", entre otros.
La liturgia cristiana ha llegado a entenderse con mayor profundidad desde el Concilio Vaticano II, cuando se emprendió la reforma. Así, los textos litúrgicos la han definido en sus mejores valores, superando las definiciones que la identificaban solo con ceremonias, rasgos o prácticas. Dice el concilio: "...por la liturgia se ejerce la obra de nuestra redención" ... "contribuye en sumo grado a que los fieles expresen en su vida, y manifiesten a los demás, el misterio de Cristo y la naturaleza auténtica de la verdadera Iglesia".
Con el paso del tiempo se han ido empleando otros términos para referirse a las celebraciones cristianas: "oficio", sagrados ritos", "celebraciones", "acción", "culto sagrado", entre otros.
La liturgia cristiana ha llegado a entenderse con mayor profundidad desde el Concilio Vaticano II, cuando se emprendió la reforma. Así, los textos litúrgicos la han definido en sus mejores valores, superando las definiciones que la identificaban solo con ceremonias, rasgos o prácticas. Dice el concilio: "...por la liturgia se ejerce la obra de nuestra redención" ... "contribuye en sumo grado a que los fieles expresen en su vida, y manifiesten a los demás, el misterio de Cristo y la naturaleza auténtica de la verdadera Iglesia".
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