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"De vez en cuando, en celebraciones digamos “especiales” (bodas, bautizos, primeras comuniones), hay personas que sugieren la posibilidad de redactar ellos mismos las intenciones de la oración de los fieles. No hay problema ninguno en que así sea, aunque yo pido revisarlas antes de su lectura.
El gran problema con el que me encuentro es que suelen redactarse peticiones demasiado “egoístas”, en las que se pide mucho por el bautizando, o los novios, o los niños y sus necesidades, pero olvidándose de las necesidades de la iglesia y del mundo.
No se pueden redactar siete peticiones centradas en uno mismo. Por los confirmandos… para que seamos testigos; y para que demos ejemplo, y por nuestra familia, y por los catequistas, y por nuestros amigos… Una total contradicción. Por un lado celebramos un sacramento en la comunidad, y por otro sólo pedimos por nosotros. Poco eclesial queda la cosa. La Instrucción General del Misal Romano explica cómo debe ser de ordinario la serie de intenciones:
b) Por los que gobiernan y por la salvación del mundo.
c) Por los que sufren por cualquier dificultad.
d) Por la comunidad local.
Se acercan fechas de primeras comuniones. Con el risgo de hacer celebraciones sobre todo “monas” y querer aprovechar la liturga para que los niños “hagan cosas”. Y encima todos encantados: “fíjate, diez niños, leyendo cada uno una petición… y han pedido por la abuelita, los papás, los primitos…”.